Hay tres fases dentro del cuidado quiropráctico: alivio, corrección y bienestar. El alivio es la primera fase y su objetivo es conseguir liberar presión sobre el nervio para que pueda empezar el proceso curativo y sentirse mejor. El número de visitas necesarias para ello dependerá la buena voluntad y su edad, todo depende del estilo de vida que llevemos.
Recuerde que la mayoría de los pacientes se acercan a nuestra consulta, ya se encuentran en una fase II de degeneramiento vertebral y se pueden detectar problemas subyacentes que causan daño a la articulación, los músculos, ligamentos y nervios, y en última instancia, a su salud. De hecho, una gran cantidad de personas se presentan ya estando en fase II sin embargo, han detectados los síntomas durante un periodo muy corto de tiempo.
La restauración del cuerpo su funcionamiento normal o máxima expresión es la meta de la fase de “corrección”. En la mayoría de los casos, el dolor es lo último en aparecer y lo primero que debe desaparecer cuando se comienza con el tratamiento de la subluxación vertebral. Esa adaptación del cuerpo, teniendo en cuenta los músculos y otros tejidos blandos (como el disco y los ligamentos) requiere un cuidado más allá de la fase de auxilio, por lo tanto requieren un cuidado quiropráctico más prolongado para que pueda corregirse de manera apropiada.
El propósito de la fase de “bienestar” es evitar recaídas y también prevenir que nuevos problemas o subluxaciones vertebrales aparezcan.
La quiropráctica quiere garantizar que su sistema nervioso siempre esté funcionando el 100% de su capacidad. Cada uno de nosotros estamos en constante adaptación a las influencias externas a través de nuestro sistema nervioso. Por ejemplo, cuando levantamos a un niño en brazos, cuando pasamos mucho tiempo sentados en un escritorio, al ir al gimnasio o exigir más de lo normal en nuestra rutina; es nuestro sistema nervioso el que interpretar toda esta información y permite que nuestro cuerpo se adapte y actúe de la mejor manera. La Quiropráctica garantiza que su sistema nervioso esté libre de interferencias nerviosas permitiendo las funciones de su cuerpo se lleven a cabo de manera óptima.
Cuando la mejoría llega a su máxima expresión, su quiropráctico sugerirá un nivel adecuado de cuidado necesario para “mantener” las correcciones hechas a lo largo del tratamiento.
Mientras que la quiropráctica puede ayudar con la restauración de la función dentro de la columna vertebral, siempre habrá una debilidad subyacente en la misma. Por ello es importante recibir chequeos regulares para garantizar que no haya recaídas y las vértebras se desplacen a su antigua posición. Es decir, usted no puede recibir a “columna vertebral nueva”, pero podemos corregir cualquier problema que tenga en su columna para lograr que funcione al 100% de lo que es capaz y luego simplemente tener que mantenerlo.